La Universidad de Málaga, a través de su Laboratorio de Materiales y Superficies, forma parte de un consorcio internacional que busca lograr avances significativos en la captación y transmisión de energía solar en el espacio. Este proyecto se centra en el desarrollo de tecnologías innovadoras que no solo optimicen la recolección de energía solar, sino que también exploren nuevos conceptos de propulsión capaces de utilizar esa energía de manera eficiente. Los resultados de esta investigación podrían revolucionar la exploración espacial y contribuir a la sostenibilidad energética, abriendo nuevas oportunidades para misiones a largo plazo y el desarrollo de soluciones energéticas avanzadas.
Coordinado por la Universidad de Lund en Suecia, el proyecto ‘ZEUS’ (Zero-loss energy harvesting using nanowire solar cells in space) ha recibido una financiación de casi cuatro millones de euros (3.998.622,50 €) para su desarrollo durante los próximos cuatro años. Este ambicioso proyecto cuenta con la participación de varios socios destacados, incluyendo el Instituto Fraunhofer para Sistemas de Energía Solar ISE en Alemania, la Universidad Politécnica de Valencia y el Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística, junto a la Universidad de Málaga. El objetivo de ZEUS es avanzar en la recolección de energía solar en el espacio utilizando células solares de nanohilos, buscando maximizar la eficiencia y minimizar las pérdidas energéticas.
El proyecto ‘ZEUS’ se enfocará en el desarrollo de células solares de nanohilos, una tecnología fotovoltaica altamente innovadora y resistente a la radiación, ideal para captar energía solar en el espacio, donde las condiciones son extremadamente agresivas.
Los nanohilos son estructuras con forma de aguja que tienen un diámetro de apenas 200 nanómetros, lo que los hace mil veces más finos que un cabello humano. Según el profesor Enrique Barrigón, del Departamento de Física Aplicada I y director del proyecto en la UMA, su escala nanométrica y cuidadosa distribución geométrica les confiere propiedades únicas. Estos dispositivos actúan como estructuras “huecas” en términos de daños causados por radiación, lo que incrementa significativamente su resistencia. Además, logran absorber casi el cien por cien de la luz entrante gracias a una óptima absorción óptica, maximizando así su eficiencia en la captación de energía solar.
“Solo es necesario cubrir aproximadamente el 10 por ciento de una superficie con material activo para absorber tanta luz como lo haría una capa fina que cubriera toda la superficie del mismo material”, afirma el investigador de la UMA.
Fuente: Nova Ciencia